En algún período de nuestras vidas,
todos hemos sentido esa imperiosa necesidad de tener a nuestra madre siempre
cerca y depender de ella para todo; tan cerca que nos resulta prácticamente
imposible la idea de tomar decisiones, evaluar situaciones personales o
enfrentarnos a la realidad sin su “consentimiento” o sin sus valiosos
consejos.
¿Por qué desarrollamos esa
dependencia emocional hacia nuestra madre u otras personas? ¿Por qué, a veces,
nos cuesta confiar y relacionarnos con algunas personas? ¿Por qué, ante la
misma experiencia, ciertas personas tiran hacia delante saliendo fortalecidas y
otras no? Estas y otras muchas cuestiones son las que nos planteamos cuando
empezamos el módulo II de la asignatura.
Todo comenzó con unas preguntas
previas en las que casi todos coincidimos en la respuesta: ¿Con quién irías al
médico? ¿Con quién compartirías un crucero? ¿A quién llamarías tras una
discusión? ¿A quién le contarías algo muy bueno que te ha sucedido? La madre
era la protagonista principal de todas estas situaciones, seguida de la pareja
y los amigos. Esto dependía de muchos factores como la confianza, la
disponibilidad, la ligazón o la relación que tuviésemos con esa persona.
A partir de aquí es cuando entra en
juego el concepto del que parte este módulo: el Apego (Attachment), entendido como la vinculación afectiva intensa
que el niño desarrolla con una o varias personas de su sistema familiar. Este apego puede desarrollarse en cada
persona de diferente manera, según el modelo interno de funcionamiento que
tenga del mismo; aquí influyen las creencias, los recuerdos, las expectativas
(feedforward), los objetivos, etc.
Todo esto lo pudimos observar con los
vídeos de Harry Harlow, en los que
se experimentaba con unos monitos, que
sentían mayor atracción hacia una "mamá" de felpa que le daba calor y
seguridad, que hacia otra mamá que les proporcionaba alimento, pero tenía una
apariencia más fría.
Cuando a estos monitos se les ponía en
una situación de terror, todos los que habían tenido relación con la mamá de
felpa, experimentaban apego, sintiéndose seguros y a salvo junto a ella. Los otros
monos, sin embargo, no habían tenido ninguna "mamá" con la que
establecer esta relación, y ante la misma situación de terror, su única reacción
era esconderse y temblar. De aquí sacamos la importancia que supone el tener a alguien
que nos apoye en situaciones difíciles, o tener alguien en quien confiar.
A partir de ver lo importante que es
el apego para cualquier ser vivo, comenzamos analizando este concepto más
profundamente. Primero vimos las diferentes
etapas por las que pasa el apego, que son: preapego, formación, definido y
múltiple. Una vez que vimos estas diferentes etapas, pasamos a conocer los
diferentes tipos de apego: seguro e
inseguro.
Los dos tipos de apego pudimos entenderlos con mayor claridad
cuando vimos un vídeo de unos bebés en los que se manifestaba el comportamiento
típico de cada apego. El apego seguro era aquel bebé que
estaba jugando con su madre, la madre desaparecía un momento saliendo de la
habitación y éste comenzaba a llorar. Cuando la madre volvía a entrar, éste se
calmaba y seguía su juego. El otro tipo de apego, el inseguro, se desarrolló de la misma forma
que la situación del apego seguro. Sin embargo, en este caso, al entrar la
madre en la habitación para calmarle, el niño seguía llorando con síntomas de enfado e ira. Esto quiere
decir que en el proceso de formación del apego, la figura de apego ha sido
insegura en algunas ocasiones y el niño no siente esa seguridad.
Una vez vistos los diferentes tipos
de apego, completamos un test que nos indicaba qué tipo de apego (seguro,
inseguro, ambivalente…) hemos desarrollado cada uno de nosotros. En clase nos
reunimos por los diferentes tipos de apego y charlamos sobre ello.
Tras estas
sesiones, Gloria mostró unas imágenes
que tuvimos que interpretar. Nosotros aportábamos opiniones y, en
ocasiones, Gloria hacía preguntas para indagar y crear otros puntos de vista y
de debate. La mayoría veíamos situaciones relacionadas con el apego, el
desarrollo, el feedback, el feedforward, los sentimientos, las intenciones del
fotógrafo y de los personajes. Incluso realizamos hipótesis sobre qué podía
haber pasado antes de la escena fotografiada, qué estaba pasando, y qué pasaría
después.
La última
sesión es la que, probablemente, nos haya parecido más interesante y nutritiva;
ya que realizamos una lectura de tres
textos con diferentes temáticas e historias (“No estar en pareja”, “Donde
el corazón te lleve”, “Los trastornos del apego”), sobre las que tuvimos que
recapacitar, conectar y relacionar lo que estábamos leyendo con lo que habíamos
aprendido hasta el momento.
Como siempre,
la esencia de las clases de psicología es hacer hipótesis y conexiones.
Cuando las pusimos en común, conocimos las diferentes conexiones que hace cada
uno, la subjetividad, y cómo cambian las visiones de una persona a otra según
sus experiencias y su forma de asimilar los conocimientos obtenidos a lo largo
de la sesión.
Unas se
acercaban más a la intención que tenía Gloria, otras se alejaban más; pero
todas fueron interesantes y válidas. Además, notamos cómo cuando alguien hacía
una aportación, los demás también reflexionábamos sobre la misma, enlazándola
con otras ideas y formando nuevas hipótesis.
Por último, lo más curioso
fue la entrega de unos bolis de una
forma aleatoria, algo que cada uno interpretó de un modo diferente. No solo el
hecho de entregarlos, si no el modo en el que Gloria lo hacía. La gran mayoría
relacionamos esto con el apego, que no solo se puede tener con una persona si
no con un objeto.
Una vez más, estas sesiones de
psicología nos han hecho aprender, asimilar conocimientos y aplicarlos a la
vida real.
¡Gracias!
Marta Campillo (A1)
Beatriz Ferrer (A1)
Marina López (A2)
Alejandro García (A2)
Hola a todos,
ResponderEliminary muchas gracias por vuestra interesante aportación (muy bien escrita, por cierto).
Me parece relevante, sobre todo, lo siguiente: si leemos otros posts de revisión sobre el apego, es común encontrar que se hace un resumen de lo trabajado en el módulo, ya sea enumerando actividades o incluyendo definiciones de conceptos (ej. del apego, de los estilos de apego…). Vosotros usáis eso como línea conductora pero vais más allá del enumerar y engarzáis en vuestro texto conexiones, hipótesis y preguntas. Es ahí donde está lo más nutritivo (por seguir con vuestro término ;) ). En ese sentido, enhorabuena.
Lo que planteáis en el primer párrafo sin duda conecta con temas de apego y del tipo de apego que desarrollamos en los primeros años, fundamentalmente con la figura de la madre si está presente. Sin embargo, también estáis apuntando, de fondo, a temas de desarrollo: conductas propias de los primeros años de vida (ej. esperar la aprobación o el beneplácito) pueden ir cambiando a medida que nos desarrollamos cognitiva y emocionalmente y ser sustituidas por otras (el modelo de Piaget o el de Kohlberg pueden ser muy pertinentes en este punto).
Por cierto, muy buen trabajo de interpretación sobre las últimas sesiones
Un saludo.
Gloria.